lunes, 16 de mayo de 2011

Seguir adelante tras un acontecimiento traumático

En ocasiones, y como parte del normal devenir de la naturaleza, somos testigos de situaciones que perturban nuestra cotidianeidad. Ese es mi caso y el de miles de personas que vivían en la localidad murciana de Lorca el pasado 11 de mayo. Pues sí, yo también fuí testigo y partícipe de esos horribles momentos en que la tierra rugió bajo nuestros pies. 
Por si alguno de los lectores se ha perdido (no creo, ya que los medios cubrieron este acontecimiento en su totalidad), la tarde del día 11 acaecieron en Lorca dos terremotos mayores, de 4,5 y 5,1 grados en la escala Ritcher que provocaron innumerables daños materiales y la pérdida de 9 vidas.

Ante situaciones de este tipo, es decir, situaciones traumáticas que actúan como estresores y que se perciben como una amenaza a nuestra integridad física, hay una serie de consecuencias psicológicas y físicas normales, y que me gustaría explicar, en este caso desde la subjetividad que implica el que yo misma haya experimentado este terrible suceso.
En mi caso, como persona super afortunada, no he sufrido la pérdida de familiares o amigos, y tengo la suerte   de poder seguir viviendo en casa, así que aunque soy consciente de mi fortuna, como profesional también soy consciente de las consecuencias psicológicas del experimentar una situación tan terrible.
Así, tras experimentar una situación traumática en la que la persona presencia un acontecimiento que supone una amenaza para su integridad física o la de otros suele sentir miedo intenso, e incluso desesperanza. Ese tipo de situaciones puede generar en la persona la aparición de trastornos como el de estrés postraumático o el de estrés agudo.

Tras un terremoto como el vivido la semana pasada volvemos a reexperimentar una y otra vez recuerdos del acontecimiento que provocan malestar, o bien sueños recurrentes sobre lo ocurrido. En otros casos, la persona tiene la sensación de que se está repitiendo el acontecimiento, e incluso suele sentir malestar físico y psicológico al exponerse a situaciones o lugares que simbolizan o recuerdan el acontecimiento traumático, como por ejemplo el sentir mareos o nervisismo extremo a estar en el lugar donde todo pasó.
Otra de las característica de este trastorno es que la persona suele hacer grandes esfuerzos para evitar pensamientos, actividades, o incluso personas que le recuerdan el trauma. Todo ello suele ir acompañado de un gran aumento de la activación, provocando dificultades para dormir, hipervigilancia, irritabilidad, o sobresalto exagerado ante pequeños estímulos.

Aunque todas estas características son comunes en los trastornos que nombré anteriormente, no hay que preocuparse, puesto que son síntomas normales tras vivir una situación como la que experimentamos, y sólo debe preocuparnos si persisten en el tiempo, por ejemplo durante más de un mes y provocan tal malestar en nosotros que observamos un deterioro en nuestra vida social o laboral.


Algunas claves para seguir adelante:

Por supuesto, nuestro objetivo principal siempre ha de ser el disminuir el malestar psicológico que experimentamos evitando así que el problema se cronifique y sea inevitable el uso de psicofármacos y la ayuda profesional. Para ello, y desde mi experiencia profesional y personal, los consejos se pueden resumir en:

  • Es primordial hablar sobre todo lo ocurrido, cuenta a gente de confianza qué te pasó, qué hiciste, dónde estabas, con quién, qué viste, y sobre todo, cómo te sentiste entonces y ahora respecto a aquel momento. No tengas miedo, muchos se sientieron como tú y experimentaron incluso experiencias más terribles, pero no lo dudes, háblalo, porque como se dice de forma popular, el "sacarlo" fuera te ayudará a sentirte apoyado, y evitará el que de forma recurrente vuelvan esos pensamientos horribles sobre ese día.
  • Vuelve a la normalidad tan pronto como puedas, es decir, realiza actividades de las que solías disfrutar antes del suceso, como quedar con amigos, practicar deporte, dar paseos, volver a la rutina laboral.... Ésto ayudará a que el nivel de activación vaya disminuyendo de forma progresiva.
  • No evites los lugares o situaciones que te recuerdan el suceso. Si es posible, vuelve a tu casa, y a pasear por las calles. Ya sé que es muy duro, pero si te sientes incapaz de hacerlo en una sola vez, ve acercándote poco a poco, o bien un día puedes estar 2 horas, el siguiente 4, y cada vez un poco más. Lo importante es que no huyas cuando la tensión llegué al máximo porque si lo haces estarás ayudando a que la situación se cronifique. Sé que es duro, sobre todo cuando hay una réplica, pero no olvides que la tensión, tras llegar al punto más alto sólo puede bajar, así que espera a que tu cuerpo de forma natural vuelva al estado de reposo.
Por supuesto, si no te sientes capaz, o el tiempo pasa, y no ves progreso, acude a un profesional de la psicología. No es nada raro ni excepcional el necesitar ayuda en un momento puntual y tan duro como el que hemos vivido. No te desanimes, todo mejorará, y Lorca y los lorquinos continuarán hacia delante, porque ir hacia atrás no es una opción. No nos lo podemos permitir.
Ánimo, y un fuerte abrazo a todos esos vecinos que siguen pasando momentos difícil de olvidar.